A lo largo de este año, varias cosas, buenas, malas, regulares, han ocurrido. A mí, a mi familia, a mis amigos, a gente conocida, a gente no tan amiga, etc. Iniciando este mes, por varios días, hacía algunas reflexiones:
a. Con el correr de los años, Diciembre deja a veces recuerdos no muy bonitos. Hace algunos días, le comentaba a Manuel Tantaleán, amigo de mi época universitaria, que en diciembre de 1992 o 1993, terminando mi último examen final, un compañero de clases me pidió mi cuaderno para estudiar: él se iba al sustitutorio, que sería la primera semana de enero. Yo no lo conocía mucho, conversamos algunas veces, y nada más. Dudé un segundo, pero reflexioné y le di mi cuaderno, sólo le pedí que me lo cuidara. La primera semana de enero fui a la Facultad a ver promedios publicados. En lugar de ello, vi una nota de un periódico regional del norte del país, en la que se informaba que este compañero había sido asesinado por unos ladrones, que pensaban que su casa estaba vacía. La noticia me afectó mucho. Me di cuenta que, llevando el mismo curso y habiendo conversado en algunas ocasiones, nunca me di la oportunidad de conocerlo mejor. Su nombre era Manuel Quesada, o Quezada. No recuerdo ya bien, y eso me molesta porque me frustra pensar que uno realmente deja de existir cuando no es recordado.
b. El 13 de Diciembre de 2007, falleció un gran amigo y colega. Su nombre era Jesús, y había nacido un 24 de diciembre. El cáncer no lo dejó llegar a su cumpleaños. Ese mismo día era el Cóctel de la Facultad de Derecho de UPC y recuerdo que estuve apenas 10 minutos y luego salí. Él no tenía muchos familiares cercanos y hace pocos días, me surgió la inquietud de si hoy alguien lo recuerda, o ha dado una oración por él. Antes de ser internado y fallecer, me entregó su más preciado tesoro: su periquita, a la que si bien quería entrañablemente, la tenía un poco descuidada porque el malestar no le permitía a él mismo cuidarse. No soy muy bueno poniendo nombres, así que siendo de color amarillo, la llamamos "Amarilla" y se convirtió en parte de la familia. Pero, en Diciembre de 2009, Amarilla empezó con dolores tumorales, que terminaron en un desenlace fatal dos meses después.
Pude seguir recordado historias más o menos graves, pero decidí reevaluar mis reflexiones. Lo trágico que ocurre y ocurrirá también puede enseñarnos a valorar lo bueno. Traté de mirar con ojos distintos mis recuerdos de las cosas buenas que me han ocurrido y me sentí más agradecido. Por ejemplo, el recuerdo más antiguo de alguna navidad, me sitúa entre los 3 y 4 años, en medio de una sala parcialmente en penumbras, alumbrada apenas por las luces del nacimiento, y las siluetas alegres de mis padres que me despertaban a mí y a mis hermanos a la media noche. Esa imagen es mágica y dulce para mí, uno de mis más tempranos momentos de dicha y alegría.
Luego, revisando mis publicaciones antiguas en Facebook, me dí conque hace exactamente un año, colgué el siguiente mensaje:
"Hace muchos años, mi hermana Gaby instauró en nuestra familia la costumbre de cantarle Feliz Cumpleaños al Niño a la medianoche. Es verdad, es su cumpleaños, y si bien todos (como yo) nos desearemos mutuamente paz, amor, prosperidad, considero bastante aconsejable pensar en nuestro obsequio al cumpleañero. Aun no la termino, pero mi lista de regalos empezará con Gratitud, por las bendiciones recibidas este año. ¡Feliz Navidad a todos ustedes, mis amigos, y a sus familias!"
Una vez el genial Charles Chaplin dijo "hay algo tan inevitable como la muerte: la vida". Mi interpretación es que, por ahondar en tristezas, rabias o miedos, podemos estar dejando de lado las oportunidades de ser alegres. Hay una idea que suelo repetir (y disculpen la muletilla): "creo fervientemente que soy un ser vivo, y como tal, mi vocación es vivir, ergo, toda ideología, idea, política, propuesta, credo, etc. que promueva o defienda la muerte o la destrucción como fin, va en contra de mi naturaleza y esencia".
Muchos celebrarán hoy la Navidad, y vivirán momentos felices. Pero, también algunos tal vez se depriman recordando hechos tristes. Comparto con ustedes una idea: para mí, la Navidad es celebrar LA VIDA. Hoy recordamos un "nacimiento" en el sentido más literal de la palabra. Claro, los críticos dirán "pero es mentira que Jesús nació un 25 de diciembre, María no era vírgen, la Biblia no dice que el Arcángel se llamaba Gabriel, etc.". Creo que más allá de cualquier aspecto fáctico-histórico, dogmático, o doctrinario, lo importante es comprender que hoy se celebra la vida, que es algo que en realidad debiéramos hacer todos los días. No hay acto de mayor gratitud a Dios (y de amor a nosotros mismos) que celebrar la vida día a día. Y si alguien no cree en Dios, bueno, al menos debe aprender a quererse a sí mismo.
Con eso, la frase "Feliz Navidad" ha pasado a tener un significado más profundo para mí. Es decirle a un ser vivo que aprecio y valoro, que su vida vale la pena ser celebrada y que estoy alegre con él o ella por esa celebración. Y al primero al que debemos desearle Feliz Navidad -o, mejor dicho, Feliz Cumpleaños- es a Jesús. Si Dios se hizo hombre, significa que vale la pena venir a este mundo, y vivir.
En alguna de las clases de Teología en los Estudios Generales (por si acaso, soy un simple laico, el curso de Teología es OBLIGATORIO en los Estudios Generales en la PUCP), me explicaron que Dios es Vida, y también escuché en misas de Semana Santa que nuestro Dios es un Dios VIVO, que la Pasión y la Muerte de Cristo completan su significado con la Resurrección, que es el triunfo de la vida sobre la muerte. No pretendo imponer dogma o credo a quienes tienen creencias distintas o no las tienen en absoluto. Simplemente les propongo que, asumiendo su condición de seres vivos, también pueden y merecen celebrar la vida.
Por eso, deseo de todo corazón, que todos seamos felices hoy, que riamos, que recordemos los momentos alegres, que tengamos presente que si bien han habido o hay situaciones muy difíciles, incluso en esos casos algo bueno podemos aprender, para proseguir nuestra lucha por ser felices, y por merecer ser felices.
Feliz Navidad.
Lima, 24 de diciembre de 2010.